viernes, 25 de mayo de 2012

No Es Un Adiós, Es Un Hasta Pronto.

Una vez, un amiga que el tiempo, el destino y las cosas de la vida se encargaron de alejar, me dijo: 
"Vos tenes el corazón demasiado grande, cuando queres a alguien, lo queres incondicionalmente, incluso aunque no lo demuestres del todo. 
Y por eso sólo unos pocos entienden que vos darías y das todo por el otro. 
Y por eso cuando el otro te daña, sufrís más de lo normal." 

A veces me gustaría no ser así. 
Me gustaría ser de esas personas calculadoras y frías, sin corazón. O que me importe menos las cosas. 
Pero no. 
Mi hipersensibilidad, mi sentimentalismo, mi fe, mi esperanza, me impiden ver la vida de forma objetiva.
Y es por eso que jamás voy a entender ciertas cosas. Soy totalmente subjetiva. Veo todo con el alma.
Y a veces se complica ver las cosas con el alma. Más que nada con los sucesos tristes.
Especialmente, la muerte de un ser querido.

En los últimos cinco años, perdí a gente que amé, amo y amaré por el resto de mi vida. 
Personas que dejaron algo en mí y que su recuerdo estará en mi ser por siempre. 
Entre esas personas, mi abuela Florentina y mi abuela postiza, Beatriz; a mi forma de ver, las más importantes. 
Esta semana se sumó alguien más a esa lista. 
Mi prima del alma, Romina.

Un ángel, alegre, afectuoso y joven, tal vez demasiado como para irse.
Luchó hasta el final contra una enfermedad.
Pero ahora le toca descansar en paz.
Su recuerdo vivirá en mi corazón y algún día, nos volveremos a ver.


viernes, 4 de mayo de 2012

Palabras Sin Tiempos.

Entre los estantes de mi biblioteca, entre mil libros que albergan tantas palabras y tantos silencios, 
encontré un valioso tesoro: la agenda de mi madre de 1989.
Por aquellas épocas tendría 25 jóvenes años.
Entre las miles de anotaciones que albergaba, al reverso de la tapa, se encontraba un texto escrito a máquina en 1984. Era de un gran amigo suyo por aquellos tiempos. Se encontraba allí como el prólogo a un libro.
Y atrajo mi atención por aquellas palabras tan verdaderas que rezaba:
"Con el tiempo, aprendes la sutil diferencia que hay entre tomar la mano de alguien y encadenar un alma.
Y aprendes que el amor no significa apoyarse en alguien, y que la compañía no significa seguridad.
Y empiezas a entender que los besos no son contratos, ni los regalos promesas; a pesar, de que no hay ningún momento que se pueda comparar al amor. Aunque existan amores más allá de la esperanza, cercanos al dolor, próximos a la nada, que te sacuden violentamente y sin sentido.
Entonces, empiezas a aceptar las derrotas con la cabeza en alto, con los ojos bien abiertos, con la compostura de una adulto y no con rostro compungido de un niño. Que la tristeza sea para siempre como un adiós definitivo.
Y aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes.
Con el tiempo, de la mano del tiempo, aprendes que incluso la canción que llegó hasta el sol se quemó, por haberse expuesto demasiado quizá a los rayos del sol.... pero estará todo bien, sólo hay que aceptarlo, comprenderlo. 
Por lo tanto, siembra en tu propio jardín y adorna en tu propia alma (o sea; que deberás plantar si quieres descubrir la fe.) en vez de esperar cómodamente a que alguien te lleve flores.
Y así aprenderás que todo será armonía a tu alrededor un día, el día que menos lo esperes y estará todo dicho.
Aprenderás que en realidad puedes sobrellevarlo todo, que si te lo propones, hasta la noche misma se rendirá a tus pies, que en verdad eres fuerte. Y que en realidad, vales mucho."



Desde mi opinión, no hay más nada que decir.
¿Quieren conclusiones? Armen las propias.